Es muy difícil intentar condensar en unas líneas el sentido, los sentimientos y la naturaleza de la imagen de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder. Además de sus indudables valores artísticos e históricos, sus valores devocionales lo han convertido en una imagen indispensable, sin la que es difícil entender la Semana Santa de la Ciudad de Murcia, comenzando por su traslado al caer la tarde desde el Convento de clausura de las Madres Capuchinas del Malecón hasta la iglesia de San Nicolás de Bari en el centro de la ciudad sede de la Cofradía del Santísimo Cristo del Amparo y María Santísima de los Dolores,  y su estación de penitencia cada Viernes de Dolores salpicada de cánticos y saetas que los fieles le dedican por las calles de Murcia.

Una devoción sin la que es difícil conocer a la propia ciudad que a lo largo de estos treinta años lo ha mantenido como referente de su vida espiritual, convirtiendo su rostro en el que muchos piensan cuando lo hacen en Dios mismo. Una devoción sin la cual sería difícil comprender la Semana Santa que conocemos.

La imagen, Titular de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder de Murcia, popularmente conocida en toda Murcia por «El Cristo de Los Toreros», ya que fueron un buen número de toreros, novilleros, subalternos, críticos taurinos y aficionados a los toros los que crearon esta hermandad, es una  talla ligeramente menor del natural, la cual tiene las hechuras y estética propias del siglo XVII, realizada en madera policromada. Imagen de vestir, que cuenta con peluca de pelo natural y ojos de cascara de huevo, característica esta ultima que se puede apreciar en el Santísimo Cristo de la Sangre que procesiona el Miércoles Santo por las calles de Murcia y que sirvió entre otros estudios para determinar la autoría de la imagen a Nicolás de Bussy.

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Por tanto se estructura la Imagen en tres partes bien diferenciadas:

1º La cabeza, datada en 1693 obra de Nicolás de Bussy, es la única parte de la imagen primitiva. Durante la guerra civil sufrió un gran deterioro; incluso lo arrojaron a un pozo, del que fue rescatado por las monjas Capuchinas.

2º La estructura y pies obra del artista Antonio Gracia Mengual, realizadas por un encargo de las Madres Capuchinas.

3º Las manos son obra del escultor Manuel Mateo Cuenca.

En la última década la Imagen ha sido restaurada por Asoarte, la cual realizo una intervención consistente en:

  • Levantamiento de repintes alterados.
  • Sellado de grietas de unión.
  • Estucado y reintegración de desprendimientos por golpes.
  • Sustitución de pestañas de cerda por otras de pelo natural.
  • Refuerzo del encuentro de las devanaderas con la peana.

Fruto de estos trabajos, es la imagen actual que podemos ver todos los Viernes de Dolores procesionar por los rincones del casco histórico de Murcia con la noble imagen del Nazareno recortándose sobre el cielo anochecido.El olor a cera se entremezcla con el aroma primaveral de la huerta, mientras al fondo, la Torre de la Catedral se alza como vigía y faro del fervor murciano.20170405_204126.jpg